La edición ilustrada definitiva de los cuentos con los que han crecido generaciones de lectores durante más de cincuenta años. Un regalo inmenso de una voz imprescindible en nuestras letras.«Por lo alto de las montañas, cerca de los bosques, vivía una manada de caballos salvajes. El jefe de todos ellos se llamaba Yar y era sabio y fuerte, con la crin blanca y relampagueantes ojos negros. Yar tenía varios hijos entre la manada, y todos ellos eran muy respetados por los demás caballos, yeguas, potros y potrancas. Pues de entre ellos había de nacer el nuevo jefe que un día les gobernaría. El más pequeño de los hijos de Yar nació una noche de luna redonda y amarilla.» Pero, en seguida, Yar dijo que algo pasaba con aquel potrillo, que la luna parecía vagar por sus ojos, que podía ver la locura en ellos. Y, así, empezaron a llamarlo Caballito Loco, y todos se fueron apartando de él hasta que se quedó solo. Entonces, conoció a un niño tan solitario como él y, pese a las recomendaciones de su madre, sólo pudo pensar en que quería ser su amigo.
Dimensions:
230 x 133 x 8 cm
Peso:
198 gr
No disponible
12,95 €
Descripció
ISBN :978-84-233-4914-2
Encuadernació :Libro
Data d'edició :01/03/2015
Any d'edició :2015
Idioma :Español, Castellano
Autors/es :Matute, Ana María
Nº de pàgines :80
Col·lecció :Áncora & Delfín
Nº de col·lecció :1323
La edición ilustrada definitiva de los cuentos con los que han crecido generaciones de lectores durante más de cincuenta años. Un regalo inmenso de una voz imprescindible en nuestras letras.«Por lo alto de las montañas, cerca de los bosques, vivía una manada de caballos salvajes. El jefe de todos ellos se llamaba Yar y era sabio y fuerte, con la crin blanca y relampagueantes ojos negros. Yar tenía varios hijos entre la manada, y todos ellos eran muy respetados por los demás caballos, yeguas, potros y potrancas. Pues de entre ellos había de nacer el nuevo jefe que un día les gobernaría. El más pequeño de los hijos de Yar nació una noche de luna redonda y amarilla.»
Pero, en seguida, Yar dijo que algo pasaba con aquel potrillo, que la luna parecía vagar por sus ojos, que podía ver la locura en ellos. Y, así, empezaron a llamarlo Caballito Loco, y todos se fueron apartando de él hasta que se quedó solo. Entonces, conoció a un niño tan solitario como él y, pese a las recomendaciones de su madre, sólo pudo pensar en que quería ser su amigo.
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